La ceramista gira sus piezas y las cuece en gas a 1300°C.
Sobre las formas, traídas a evolucionar, una deformación de la mano rompe siempre la perfección. Un gesto imprescindible para estructurar y dar vida.
Sus esmaltes mate en colores fuertes completan la pieza y completan el camino ya recorrido hacia la posibilidad de transmitir una emoción.
Ubicación
Pirineos cátaros