El molino de Neylis data al menos del siglo XII como se menciona en un texto de esa época. Está construido en terrenos pertenecientes al señor de Lévis-Mirepoix y tiene un canal de suministro hecho por el hombre, alimentado por la calzada situada al otro lado del río Douctouyre.
Luego, en su testamento redactado el 5 de octubre de 1388, Roger Bernard de Lévis 1er renovó a favor del monasterio de Lagrasse, la donación del castillo y lugar de Lavelanet, las localidades de Dreuilhe, Péreille y Sautel, Ilhat, Roquefort, Issards, del bosque de Pichevaque y los molinos de Carla de Roquefort.
Otros rastros del molino bladier (harinero) aparecen en un reconocimiento de 1499.
Los reconocimientos feudales del señorío de Carla, en beneficio de Louis François Marie Gaston conde de Lévis del 24 de diciembre de 1751, recuerdan que el señor tenía dos molinos harineros banales en los que todos los habitantes del lugar estaban obligados a moler sus granos.
Durante la Revolución, Louis François Marie Gaston se fue de Francia a Italia. Sus posesiones fueron incautadas y vendidas como propiedad nacional. En 1794, en el barrio de Tarascon, Fournié y Subra dejaron el molino a Marc Expert. En 1839, Joseph Chryostome Clotes y Alexandre Vidal hicieron allanar sus propiedades. A partir del 25 de septiembre de 1862, el molino de Neylis pasó a formar parte del patrimonio de la familia Pujol, habiéndolo adquirido en subasta Bertrand Pujol y su esposa Elisabeth Sarda. Uno de los descendientes, Robert Pujol, lo conservó hasta 1972, vendiéndoselo luego a Roger Allard.
La restauración fue acometida en 1857 por la familia Pujol y luego por los actuales propietarios con el aislamiento del techo, la instalación de ventanas aislantes y el embellecimiento exterior, dando así otro aspecto al lugar, florido y visible desde la carretera.
El molino de Neylis, que funcionó hasta 1971, forma parte del patrimonio histórico del pueblo y es un gran descubrimiento para los visitantes.
Ubicación
Pirineos cátaros